Piedrafita de Jaca
Aproximación a la Historia de Piedrafita de Jaca,
Ricardo Mur Saura
Piedrafita de Jaca
Aproximación a la Historia de Piedrafita de Jaca,
Ricardo Mur Saura
Piedrafita de Jaca, tanto en la actualidad como a lo largo de la historia es la respuesta del hombre ante un paisaje natural bello y pródigo en toda clase de bienes como pocos, pero a su vez duro, difícil y austero. Por eso el petrafitense, como el tensino en general, es alegre como su paisaje, duro y serio como corresponde al tributo que le impone la naturaleza y abierto como el forastero, como es preceptivo en el hombre pirenaico.
Los vestigios humanos más antiguos de la zona los aportan los innumerables megalitos levantados tanto en el propio puerto de Piedrafita como en el vecino de Tramacastilla, la punta de sílex del Bronce Medio hallada en el Pueyo de Jaca y las noticias de los prototuristas romanos que ya conocían las aguas del Balneario de Panticosa.
El topónimo PIEDRAFITA viene de las voces latinas PETRA (piedra) FICTA (fija, clavada), pudiendo hacer alusión tanto a los abundantes megalitos de la zona, como a algún tipo de mojón fronterizo.
La tierra siempre fue de realengo. Entre 1488 y 1495, perteneció a la Sobrecullida de Jaca, en 1646 aparece dentro de la Vereda de Jaca y entre 1711 y 1833 en el Corregimiento de Jaca. Dentro de la organización supralocal del Valle de Tena, Piedrafita siempre ha pertenecido al Quiñón de Partacua, junto con Tramacastilla, Sandiniés y Escarrilla. En 1834 forma Ayuntamiento propio, dentro del recién creado Partido Judicial de Jaca, municipio al que se unieron los vecinos Saqués en 1873 y Búbal en 1900. Tras la construcción del pantano de Búbal, en la década de 1970 se incorpora, como Entidad Local Menor, a Biescas, siendo ésta su situación administrativa actual.
La iglesia del Pueblo
La iglesia pertenecía a la Sacristía de la Catedral de Jaca. El templo parroquial, está dedicado a San Andrés Apóstol. El actual edificio, construido en 1960, reemplazó a uno anterior del que no quedan más referencias que una portada fechada en 1566. En su interior se conservan los retablos del viejo edificio con pinturas y tallas manieristas de finales de siglo XVI y principios del XVII. Es parroquia independiente, de la cual depende la aneja de Saqués. Además hay una ermita consagrada a la Santa Cruz, que conserva un retablo con las tallas de Santa Elena, Santa Orosia y San Antonio de Padua. El edificio es popular, pero su construcción se remonta al siglo XVI. El retablito barroco data del siglo XVIII.
La evolución de la población
La evolución de la población es la siguiente: 10 fuegos en 1488; 14 en 1495 y 1510; 16 en 1609; 32 en 1646; 31 vecinos en 1713; 24 en 1717, 1722 y 1787; 78 vecinos (sic) en 1797; 27 casas, 28 vecinos y 149 almas en 1845; 148 habitantes en 1857; 49 en 1970; 24 en 1986; 53 en el censo de 2004 y 72 personase en el de 2006, aunque hoy día la población fija de hecho se reduce a menos de la mitad.
Actualmente, si las varias decenas de apartamentos y viviendas de segunda residencia construidas en Piedrafita estuviesen simultáneamente ocupadas, podría haber una población estimada entre trescientas y cuatrocientas personas, lo que nos da una idea del grado de ocupación temporal que puede llegar a soportal el núcleo en algunos períodos vacacionales y festivos, sobre todo estivales.
En palabras de la gente Del Valle, Escarrilla fue tradicionalmente un pueblo “de una veintena poco más de casas”, del mismo tamaño y entidad que el Pueyo de Jaca, Escarrilla y Hoz de Jaca. En El Valle hay pueblos mucho mayores y también otros sustancialmente menores. Los nombres tradicionales de sus casas son: Ana, Antón, Aznar, Caseta, Fierro, Gazpar, Jaime Juan Berro, Juan de Lázaro, Juan del Pueyo, Mariana, Martín, Martinillo, Matías, Mola, Muntalé, Orosia, Petí, Salas, Silvestre y Tristán, a las que habría que añadir en algunos momentos de la historia Abadía, Escuela o Secretario. Algunas de estas casas se han duplicado, formando nuevos hogares que conservan de alguna manera el nombre de la casa madre. Otras han nacido a partir de antiguas construcciones agropecuarias. También hay algunas de nueva construcción y varios bloques de apartamentos en la parte baja del pueblo. El núcleo urbano, a lo largo de su historia, se fue conformando en distintas zonas y rincones como El Barrio Verde, Candón, Costareta, Fondón, Plaza San Juan, Plaza Tristán o Puertas Bajas. Todavía quedan algunos ejemplares de arquitectura tradicional en algunas portadas, escudos o edificios interesantes como casa Silvestre o Juan de Lázaro.
La vida tradicional en Piedrafita, como en el resto del Valle giraba en torno a la ganadería (ovejas, vacas, caballerías) y agricultura (patatas, cereal, forrajes, huertos de autoconsumo). MADOZ, en su Diccionario, escrito en torno a 1845, nos da la siguiente descripción tanto del lugar como de la vida que se llevaba (actualizamos la ortografía y transcribimos las abreviaturas para su correcta comprensión): PIEDRAFITA: Lugar con Ayuntamientos en la Provincia de Huesca (de la que esta a 18 horas), Partido Judicial y Diócesis de Jaca (a 8 horas), Audiencia Territorial y Capitanía General de Zaragoza. Situado en terreno montuoso, con libre ventilación y clima bastante sano, aunque frío.
Tiene 27 casas de mala fábrica, la consistorial y cárcel, pósito, escuela de primeras letras frecuentada por 14 alumnos; iglesia parroquial (San Andrés) servida por un cura rector de provisión real y ordinaria, una ermita (la Santa Cruz), y una fuente de buenas aguas a la salida del pueblo.
En el siglo XX, al Valle de Tena, llegaron primero las centrales y luego el turismo. La población y su modus vivendi sufrieron una transformación radical. En la década de 1960, con la construcción del pantano de Búbal, pero sobre todo a partir de su llenado en 1969, no sólo Piedrafita, sino toda la parte baja Del Valle sufrió un golpe letal. Desapareciendo núcleos como Búbal, Polituara, Saqués y la casa de Lartosa. Otros como El Puesto de Jaca o el propio Piedrafita recibieron un mazazo del que nunca se han recuperado.
En la actualidad, por el parque, por su cercanía con las pistas de esquí y por su posición dentro Del Valle, Piedrafita vive fundamentalmente del turismo y para el turismo, siendo este sector de actividad su máximo activo tanto para el presente como para el futuro.
El viajero que venga a Priedrafita disfrutará con los encantos del Pirineo Central, los esquiadores disfrutarán de gloriosas jornadas teñídas de blanco tanto en Panticosa como en Formigal. También se puede cazar, pescar, practicar deportes náuticos en Búbal, parapente … Actividades para todos los gustos. Y si lo único que busca es paz y tranquilidad, la naturaleza – que es el mejor medio para conseguirla – aquí la encontrará en todo su esplendor.